Cualquiera que no tenga horchata

Era un drama cada vez que lo recogía, odiaba el comedor, lloraba y suplicaba que por favor no lo dejara allí, que no quería quedarse en el cole a comer, pero no me daba ningún motivo.

Hablé con los responsables del comedor y me dijeron que no había ningún problema, que eran muy poquitos niños los que se quedaban a comer y había muy buen ambiente. Les pedí por favor que le echaran un ojo extra para ver cuál era el problema.

A la semana la cosa seguía igual, mi hijo iba al cole llorando y salía llorando, todo por el dichoso comedor y los profesores sin saber el porqué. Hasta que mi hijo habló y por fin me contó qué era lo que pasaba.

Un compañero de comedor se dedicaba a amargarle la existencia. Le ponía zancadillas, le daba collejas, lo insultaba,.............. en fin, que lo tenía martirizado.

Image hosted by Photobucket.comConseguí que mi hijo me diera el nombre del alumno y hablé con los profesores. Me dijeron que estarían al tanto del asunto. Y una mierda, el tiempo pasaba y la cosa seguía igual. Me decían que ellos no veían nada (lógico, en sus narices el “cabrito” no iba a hacer nada) y así no podían actuar. Que esas cosas era mejor dejarlas y que el crío aprendiera a solucionar sus problemas solo, que si se acostumbraba a llorarle a su mami cada vez que alguien se metiera con él sería un blandengue toda la vida. 

Yo ya estaba cansándome del asunto. No hay cosa que más rabia me dé que las injusticias y los abusos por parte de los más fuertes. 

Estoy muy desengañada de “los métodos reglamentarios” y “los caminos a seguir”, aunque siempre los utilizo antes de “tomarme la justicia por mi mano”.

Una tarde que fui a recoger a mi hijo me dice: “mira mami, ese es el que me pega”.

Juro que me quedé clavaba en el suelo con la boca abierta. El “crío” era un alumno de la ESO !!!!!!, de 14 ó 15 años, y mi hijo tenía 6 añitos !!!!!!!!.

En una décima de segundo mi cabeza hirvió del cúmulo de pensamientos que acudieron a ella de golpe. Pensar en la impotencia que había sentido mi hijo ante semejante “joputa” metiéndose con él.............. y cómo esperaban los maestros que mi hijo “resolviera el asunto” ¿??, habéis visto a un crío de 6 años y otro de 14 hablando de sus diferencias alguna vez ¿??, buffff, es que me acuerdo y ..................... 

Yo no sabía quien era el “joputa” hasta ese momento, pero los maestros sí porque les dí el nombre. Cómo no me dijeron nada de su edad ¿??
Bueno, pues perdí los papeles. Cualquiera que no tenga horchata en la venas habría hecho lo mismo. No pretendo justificarme, lo que hice no estuvo bien, pero en ese momento no se me ocurrió otra cosa que “la fuerza bruta”.

Image hosted by Photobucket.comSoy una tía de constitución grande y soy alta y por aquel entonces trabajaba de albañil, estaba echa un toro, jejejeee. Así que cargué contra el en plan manada de elefantes a 200 kms por hora, lo cogí del cuello de la chaqueta y lo estampé contra la pared que tenía más cerca. Sacudiéndolo como a un saco de patatas (creo que lo levanté del suelo dos palmos),le dije las mil perrerías que me vinieron a la cabeza en ese momento , y por supuesto que ni respirara cerca de mi hijo o me haría unos pendientes con sus dos cojoncillos, temblorosos y chuchurríos como huevos de codorniz.

Yo misma me asusté de las pestes que salían por mi boca, así que el “joputa” ni os cuento. Se quedó pálido como la leche y le faltó poco para mearse encima. Le dije que cómo sentaba que alguien mayor que tú y más fuerte se dedique a amargarte la vida y que la próxima vez que se le ocurriera meterse con alguien más débil, lo pensara dos veces.

El “joputa” solo alcanzó a balbucear que me iba a denunciar, le dije que era yo la que le iba a denunciar a él, porque ya tenía edad suficiente para entrar a un correccional, que me acompañara al despacho del director para llamar a sus padres y hablar con ellos del tema, que yo no me escondía de nadie, el que había metido la pata hasta el cuello era él.
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